miércoles, 2 de abril de 2014

Hasta los niños sufren las consecuencias de los desquisiados

Terroristas, vándalos, inhumanos, caníbales, desquisiados, no sabemos como llamar a esos imbéciles que siguiendo órdenes de desequilibrados mentales  como Leopoldo López, María Machado y Antonio Ledezma se han dado a la tarea de arremeter con todo lo que encuentran a su paso llámese niños, adultos mayores, bienes públicos, árboles, represas de agua, semáforo,  animales indefensos. Su última proeza fue incendiar por segunda vez la sede del Ministerio del Poder Popular para la Vivienda donde hay un preescolar que atiende a los hijos de los  trabajadores de esa institución. Imagínese por un instante el miedo, el pánico  y la angustia generada en niños entre 3 meses y 6 años. Afortunadamente, allí llegó la nobleza del Cuerpo de Bomberos de Caracas a rescatarlos. Esa triste experiencia   quedará grabada por siempre en su memoria. De seguro ninguno de los desalmados tiene un hijo o un familiar estudiando allí. Ni en ninguna parte. 
Quienes actúan así, no tienen respeto ni consideración por la familia,  ni por el ser humano. Ya el fin de semana golpearon y vejaron al padre de Winston Vallenilla, un señor de 73 años cuyo único pecado es manifestar su apoyo al Gobierno Revolucionario. Como nos recuerdan a los nazis de la Alemania hitleriana. Los dirigentes de la oposición en  una actitud  de cobardía no se atreven a condenar, ni a repudiar estos hechos sin darse cuenta que gente pensante y con sentimientos está repudiando su silencio cómplice, mientras que el chavismo se une, se consolida  y reafirma su condición de movimiento humanista y solidario.
Lo peor de estas acciones desalmadas es que detrás hay unas cuantas viejas que comulgan todos los fines de semana y que babean su odio y rencor con este vandalismo. !Que Dios las perdone! 
   

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